Por: Juan Felipe Penagos
A raíz del prematuro fallecimiento del profesor Roberto Zarama el 11 de febrero de este año, se publicaron numerosas reseñas de su vida y obra profesional. En ellas se mostró con suficiencia que fue criado en el seno de una familia prominente del país, que tuvo acceso a la mejor educación en instituciones de prestigio, y que además ocupó posiciones de influencia en la academia y en la política pública. Sin embargo, lo más destacable del profesor Zarama fue su capacidad de ofrecer a los demás su posición privilegiada en la sociedad a través de una vida austera y generosa, dedicada al servicio de la sociedad sin ningún deseo de figuración o rédito personal. El propósito de este escrito no es agregar más relatos sobre el pedigree del profesor Zarama, sino rescatar la importancia de las ideas que legó como un transformador significativo de la educación superior y la producción científica en Colombia. Diversos relatos podrían escribirse sobre el profesor Zarama, pues su curiosidad, agilidad y brillantez le permitían moverse con solvencia en distintos dominios del conocimiento y grupos académicos y profesionales: la educación, el estudio de las guerras insurgentes, fenómenos de caos en el tránsito urbano, la complejidad en la distribución de la riqueza global, la cibernética organizacional, entre otros. No obstante, tres de sus ideas siempre fueron consistentes a lo largo de su obra:
“Cooperar es mejor que competir”
Como director del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de los Andes, su rol como catalizador de la colaboración entre profesores, estudiantes y grupos de investigación durante 12 años permitió consolidarlo como uno de los mejores de América Latina. Sus resultados le hicieron merecedor del Institute of Industrial and Systems Engineers (IISE) Fellow Award, que es el máximo reconocimiento del organismo más importante del mundo de la Ingeniería Industrial, a pesar de no tener formación de ingeniero sino de matemático. Asimismo, el profesor Zarama fue jugador principal de un grupo de profesores y estudiantes de doctorado que crearon en 2006 el Centro de Excelencia en Modelación y Simulación de Fenómenos Complejos – CEIBA Complejidad que en 2013 se transformó en la Fundación CEIBA. En todo momento, en su rol de Director Académico, el profesor Zarama mantuvo y promovió el espíritu de cooperación y colaboración que inspiró el centro de investigación co-financiado por Colciencias y que llegó a ser reconocido como el mejor centro de investigación del país en el 2011. Dicho espíritu fue heredado y desarrollado más ampliamente en la Fundación CEIBA, de la cual también fue Director Académico. De hecho, el proyecto de Ceiba Complejidad era una unión temporal que mostró tan notables resultados en la formación de doctores, el incremento de las co-autorías entre grupos de investigación, y el aumento del número y del factor de impacto de las publicaciones gracias a la colaboración entre los grupos de investigación de las universidades, que los rectores de las cuatro universidades fundadoras de CEIBA (Nacional, Javeriana, Andes, Rosario) decidieron mantener el proyecto colaborativo y cooperativo como una fundación, al cual posteriormente se adhirieron las universidades del Valle, Antioquia y Norte. A hoy, CEIBA ha logrado invertir cerca de 200 mil millones de pesos colombianos en la formación de 700 magísteres y doctores para el país, y en investigación aplicada en temas de alta importancia nacional como el desarrollo de materiales locales para vías terciarias
“Todo estudiante que termine la educación media debe tener una posibilidad en la educación superior, si la quiere y tiene el talento. El dinero no debe ser un obstáculo”
Las acciones del profesor Zarama con sus estudiantes y colegas estuvieron encaminadas a lograr un acceso con mayor equidad y calidad a la educación superior. Su comprensión del sistema de educación colombiano como un sistema complejo lo llevó a buscar hacer intervenciones en distintos puntos de éste, y por lo cual estuvo vinculado a eventos importantes de la educación colombiana. Entre sus contribuciones se destacan la gerencia del proyecto del Nuevo Sistema Escolar del Ministerio de Educación Nacional, y los Decretos 1278 y 1279 de 2002 que fijan respectivamente el Estatuto Docente en la educación básica y media y el régimen salarial de las universidades estatales. Hacia el final de su vida, el profesor Zarama consolidó legados que por su impacto real y mediático son de alto reconocimiento en la sociedad colombiana: la Ley 1911 de 2018 que permite la creación y conceptualización de un sistema de Financiamiento Dependiente de Ingresos para educación superior a través del ICETEX, y el diseño y puesta en marcha del programa Ser Pilo Paga que benefició a cerca de 40.000 estudiantes de excelentes cualidades académicas y de escasos recursos económicos.
“La inversión con el mayor retorno posible es aquella que se haga en la gente que puede trabajar en redes diversas”
Su notable trayectoria al servicio de una mayor y mejor educación para la sociedad colombiana cumplió con el propósito de vida del profesor Zarama: creer en la gente, incluso la que piensa distinto. La motivación para publicar esta nota sobre un maestro que transformó la vida de muchas personas, incluyendo la mía, se origina en una frase de una cómica película de Hollywood: “hay gente que busca ser feliz, y hay gente que busca construir algo que dure”. El profesor Zarama hacía parte del segundo grupo, y lo demostró ampliamente en sus permanentes acciones para construir una comunidad de colaboradores/cooperadores que aprende y crece junta. Entre los que conformamos la red en la cual el profesor Zarama es el nodo central, quizá quienes mayor testimonio podemos dar de la transformación de nuestras vidas gracias a que pertenecemos a ella somos sus estudiantes. Fui el último y más reciente de un grupo de 15 estudiantes de doctorado, a quienes coloquialmente denominaba sus “hijos”. Sin embargo, no soy la última persona tocada por el legado del profesor Zarama. Los integrantes de esta extensa red continuamos desarrollando conjuntamente las ideas del profesor Zarama, y otros todavía son beneficiarios de los programas y políticas educativas que ideó. Pero más allá de un gran sentimiento de agradecimiento por una larga lista de buenas acciones, el legado del profesor Zarama vive en la estructura funcional que diseñó para conservar su legado: el grupo de personas altamente capacitadas y comprometidas con el desarrollo de Colombia que él de manera consciente y deliberada formó y organizó.
Hacia el final del año pasado, el Congreso de la República decidió otorgarle la Orden del Congreso de la República en grado de Caballero por iniciativa de la Senadora Paloma Valencia. Por infortunadas circunstancias no pudo serle impuesta en vida, pero confío en que pueda aún rendírsele homenaje de manera póstuma como una celebración de una vida que valió la pena.